Quizá lo prefiera porque siento que nada importa ya, que lo que esperaba nunca vendrá.
Quizá se deba a la resignación o a la falta de valor. Quizá la razón sea la falta de confianza, en mí, en ti, en todos.
Quizá sean esas las razones por las que prefiero callar y verte marchar.
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