Cerré mis ojos y entonces lo entendí. No importaba si yo quería, si me lo permitía, o si estaba de acuerdo con ello, iba a pasarme de todas maneras. Y no, no lo descubrí, simplemente lo acepte. Hacía tiempo ya que estaba ahí, dentro mío, solo no quería verlo.
Perdí el control que alguna vez creí tener sobre mis emociones, y me cansé de fingir que aún lo tengo.
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