No debería culparte, porque si lo pienso con lógica, todo es mi culpa. Yo fui la que calló emociones, y ahora ya es demasiado tarde. Soy yo la que ocultó, en pos de sentirse más fuerte, y lo logré, pero el efecto duro poco, y ahora me siento más débil que nunca, vulnerable...vacía. Y todo es mi culpa.
Busqué, juro que busqué. Intenté, por meses, lo juro, lo intenté. Me perdí, no se dónde, no se cuándo, pero me perdí.
Existen esos lapsos de tiempo, esos pocos momentos donde, al menos por unos minutos, mi sonrisa es sincera. Vivo por esos momentos, que aunque sean cortos hacen que el día valga la pena. Ya no intento sentirme bien conmigo misma, porque pierdo fuerzas en vano, esa maldita enfermedad vuelve a atacarme. Entonces me resigno a vivir con ella, a aprovechar los momentos de lucidez y a aniquilarla momentáneamente con alguna sustancia cuando realmente la necesito lejos. Se que esto no me lleva a ningún lugar...se que es de cobarde, se que carezco de valentia, que estoy hecha miedos, que estoy rota. Pero por ahora, me canse de intentar buscarme remedios.
