lunes, 10 de noviembre de 2014

You don't have to bend until you break

En sólo un segundo mi mundo colapso. Fueron instantes de espesa oscuridad, envolviéndolo todo. El dolor arrasando con todo lo que se encontraba a mi alrededor, cegada camine un camino sin retorno. Cicatrices guardan la historia en mi piel, aunque la peor muy dentro se encuentra y no es visible a los ojos.
Tuve que caer en las peores de las tragedias para vivir lo que nunca había sentido. Recordar lo que solo de niña sentí, esa satisfacción con simplemente estar viva, que adormecida quedó desde que lo perdí.
Tan poco tiempo pasó, aún así se siente tan lejano. Hoy, que solo puedo vivir con ansias del siguiente día. Que no puedo imaginarme deseando no despertar al día siguiente. Amanecer con una sonrisa, diez años viví entumecida, avanzando sin realmente levantar la vista.
Aprender a vivir con uno mismo no es fácil. No cuando te has hundido en las arenas movedizas de la inseguridad. El miedo es el peor monstruo que puedo imaginar, con él viví tantos años que echarlo de mi vida resulta tan extraño.
El espejo me muestra un ser desagradable a la vista. Cicatrices e imperfecciones cubren mi cuerpo y solo quiero cubrirlo. Toma forma a mi lado alguien, quien dice amar todo eso que detesto ser. Escuchó sus palabras, y aunque no puedo ver como sus ojos dicen verme, puedo aceptarlo. Puedo dejarlo susurrar dulces palabras e intentar creer en la fantasía.

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